A estas alturas de la película, cuando enfilamos el cuarto final del 2007, resultan increíbles situaciones como la generada por el amistoso programado para el 14 de octubre entre Catalunya y Estados Unidos. Es demencial que se sostengan actitudes como la de Ángel Maria Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), que se empecina en prohibir un partido de manera arbitraria, cerrando los ojos a todas las normativas y estatutos y haciendo oídos sordos a todo tipo de voces críticas que se han levantado. Por suerte yo no lo viví, pero me parece que estos comportamientos obtusos y cerrados a cualquier tipo de diálogo, basados en el ‘porqué no’ eran bastante frecuentes en la España de hace 50 años.
Huelga decir que la prohibicion de la RFEF no se sostiene por ningún lado. Que desde Madrid se argumente que las selecciones autonómicas sólo pueden jugar por navidades sería hasta gracioso si no fuera por el desprecio implícito que lleva esta afirmación. El año pasado, sin ir más lejos, Catalunya jugó contra Euskadi en octubre y Costa Rica en mayo, mientras que en 2004 se celebró un Catalunya-Brasil al que tuve la suerte de asistir en directo desde la tribuna de prensa. Por otro lado, la Llei General de l’Esport (DL 1/2000 de 31 de julio) expone en su articulo 19.2 que:
Les normes i els reglaments de les federacions esportives suprautonòmiques (Federació Espanyola de Futbol), només són aplicables a les federacions esportives catalanes, i si correspon als seus clubs, en matèria de disciplina i competitiva, quan actuïn o participin en competicions oficials dels àmbits suprautonòmics.
Es decir que, ni moralmente ni legalmente la Federación Española tiene derecho a prohibir un partido acordado entre dos federaciones, que cabe recordar que son privadas, y para el que, por supuesto, no va a ser convocado ningún jugador que haya jugado el día antes con España. Entonces, a qué se debe esta prohibición? Por un lado, está claro que hay un juego de intereses personales y de malas relaciones entre federativos (a nadie se le escapa la mala sintonía entre Roche y Villar), pero por el otro creo que, actitudes dictatoriales de este tipo, que no se pueden argumentar, obedecen a instintos primarios, como por ejemplo al miedo. Sí sí, al miedo por ejemplo a que algún día las selección catalana compita oficialmente. Y no soy tan iluso como para pensar que a la Federación Española le importe perder a jugadores como Puyol, Fábregas o Xavi. Pero, se imaginan una victoria de Catalunya sobre España? La humillación que eso supondría? Y para los que piensen que eso es imposible, pueden pegarle un vistazo al once posible once inicial de Catalunya y me pueden decir que es peor que el de Islandia o Irlanda del Norte, por poner dos ejemplos cercanos? Y este once-ficción, aún teniendo en el banquillo a nombres como mi tocayo Albert Jorquera, Bojan Krkic, Ferran Corominas o Marc Torrejón, que creo que sinceramente darían forma a una selección que podría dar mucha guerra en Europa.
Tampoco voy a ser tan iluso como para no entrever que, más allá del debate deportivo, en el de las selecciones autonómicas hay un debate político que está muy por encima. Lo significativo en este caso es que hasta José Luís Rodríguez Zapatero se ha mostrado favorable a la disputa del partido, si bien es un poco más de lo mismo: enseñar la zanahoria colgada de la cabeza del asno o, en este caso, del ‘burro català’. Y es que en esto de ‘la selecció’, como en la política, hasta que no se apueste de una manera fuerte y decidida, firme e inquebrantable, desde Catalunya y sus instituciones políticas, vamos a seguir en el mismo punto muerto, pese al impagable trabajo de gente como La Plataforma Pro-Seleccions Catalanes.
Debo confesar que, personalmente, no soy un ‘anti-España’ y que cuando juega un Mundial prefiero que gane antes que Suiza, por ejemplo, pese a que su fútbol en la última década ha sido simplemente horrendo y antes prefiero ver un partido de Tercera División. Ahora bien, está claro que, para hacer el ridículo constante con España, preferiría tener una selección catalana que nos representara y que creo que muchos jugadores sentirían como mucho más suya.
Aunque sigo pensando que Laporta ha actuado tarde y de cara a la galería, tiene toda la razón del mundo que esto de los amistosos es una tontería y lo que Catalunya debe hacer es luchar por poder disputar algún día partidos oficiales. Sin embargo, ante la actuación de la RFEF ahora la cuestión ya no es si jugar un partido o no, es un tema de orgullo. Y creo que, en este sentido y sin caer en el victimismo, ya estamos un poco cansados de tener que tragarnos el orgullo por imposiciones injustas desde Madrid. Así que, como decía ‘Charly’ Rexach en la contra de ayer de Mundo Deportivo, yo jugaría el partido aún sin permiso.