Casi todos los buenos aficionados al fútbol saben cómo van a encarar la mayoría de equipos sus partidos: que si un 4-4-2 con rombo, un 4-2-3-1, un 4-3-3, llevando la iniciativa, a la contra… Estos planteamientos van muy ligados con la filosofía del club y, más concretamente de su entrenador, y te indican qué puedes esperar de ellos durante el encuentro. Sin embargo, tan importante como este planteamiento inicial de cada equipo es el ‘plan b’: lo que el entrenador tiene en la recámara para adaptarse a una circunstancia concreta o para cambiar una situación adversa.
El FC Barcelona, por ejemplo, ganó la Champions del 2006 porque tenía un equipazo y un estilo de juego letal, pero también porque supo aplicar un plan B a aquellos partidos que lo requerían, como los del Chelsea o el Milan en casa, porque ya llevaba un buen resultado de la ida. La falta de este plan B fue también una de las causas del fracaso de la temporada pasada: con Messi como titular o lesionado, no había nadie, excepto el deshauciado Saviola, capaz de cambiar la dinámica entrando desde el banquillo. El resultado fue un equipo incapaz de remontar o sobreponerse a la mayoría de las situaciones adversas con las que se fue encontrando.
El Valencia, sin ‘plan B’
Este plan B, o su ausencia de él, es lo que explica la derrota de ayer en Mestalla del Valencia ante el Chelsea. Dicen que no hay mejor cuña que la de la misma madera y los ‘blues’ suponen exactamente la misma propuesta de juego que los de Quique Sánchez Flores, pero con un poquito más de todo: más músculo, más control del partido, más definición, más calidad… Los ‘ché’ son un muy buen equipo con un banquillo profundo: equilibrados en defensa, con mediocentros duros, un mediapunta que me encanta como David Silva y un delantero obsesionado con el gol como David Villa, pero carecen de plan B. Disfrutan dándole la pelota al rival y esperando para asestarle una dentellada. Cuando ésta se produce, como el domingo ante el Recreativo, muy pocas veces pierden el timón del juego, aunque esto supongo una victoria mínima y totalmente gris. Pero, qué pasa cuando el rival le da la vuelta al marcador como ayer? Pues que sencillamente es incapaz de asumir el mando del juego y cambiar su dinámica. El recurso de ayer de Quique, de colgar balones sobre la cabeza del gigantón Zigic, me pareció demasiado rudimentario para un equipo que quiere aspirar a la Liga o la Champions.
La segunda lectura del partido es que el Chelsea, aún sin José Mourinho, es mucho Chelsea. Estaba claro que cuando regresara la ‘vieja guardia’ el equipo tenía que mejorar y ayer los blues, aún sin Lampard, ofrecieron una muy buena imagen en un partido calcado al de la temporada anterior. Terry y Carvalho son una de las parejas de centrales más completas del mundo, Ashley Cole me parece el mejor lateral izquierdo de Europa, con permiso de Abidal, la garra de un centro del campo con Obi Mikel, Essien y Makélélé es como para echarse a temblar. Arriba Joe Cole y Florent Malouda ponen las gotas justas de calidad y desborde que necesita un equipo tan físico.
Pero, por encima de todos ellos, está el imperial Didier Drogba que ‘fabricó’ el primer gol con un pase genial a Malouda y definió de manera excelsa en el segundo un gran servicio de Joe Cole. El año pasado tuve la oportunidad de verlo en directo y de cerca en el Chelsea-Barça que acabó con 1-0 (gol suyo) y os aseguro que da miedo. Es un delantero todo potencia, pero que tiene una calidad y un sentido del juego colectivo espectaculares. Puede que a alguien le guste más la elegancia de Henry, la velocidad de Eto’o, la contundencia de Van Nistelrooy, el descaro de Rooney o la pillería de Villa, pero el costamarfileño está, por lo menos, a la altura de todos ellos.
El desconcertante Real Madrid
Otro que tampoco tiene plan B es el Real Madrid. Bueno, ahora mismo dudo que tenga ni tan siquiera un plan A. Normalmente soy una persona que, acertadas o no, llego a las conclusiones muy rápido, pero tengo que reconocer que el equipo de Bernd Schuster me desconcierta. Le he visto en por lo menos cinco partidos esta temporada y aún soy incapaz de decir si es un buen equipo que está jugando mal o un mal equipo que está jugando muy bien. El alemán puso ayer en liza un once que, exceptuando Marcelo por el lesionado Pepe, tiene visos de ser el ‘de gala’ o, por lo menos, el más lógico, por lo que parecía una buena ocasión para saber las posibilidades reales de este equipo. Pero ni por esas.
Lo más sorprendente de sus partidos es que no hay dinámicas claras: tan pronto los blancos se sacan una jugada espectacular en ataque de la manga, como conceden un mano a mano con Casillas en un balón que viene desde el otro campo. El resultado son encuentros como los de ayer ante la Lazio: abiertos, locos, en los que cualquier equipo puede marcar en cualquier jugada. Los choques del Real Madrid me recuerdan a un combate de boxeo a cara descubierta, en los que no decide la estrategia, sino la combinación de resistencia, pegada, suerte e inspiración. La resistencia la personifica un Iker Casillas que mantiene al equipo en pie en los peores momentos; la pegada, un Ruud Van Nistelrroy que es letal en el área y que ya es el máximo anotador de la Champions con tres goles en dos partidos, y la inspiración, la ponen en cuentagotas jugadores como Raúl o Guti, porque ayer Sneijder y Robben rozaron el suspenso. Y la suerte? Juega en momentos puntuales, pero con estoy de acuerdo con Cannavaro, que ayer decía en Marca que sólo con suerte no se ganan los partidos.
La doble cara de este Madrid la personifican jugadores como Guti, capaz de decidir el partido de Valladolid con un pase genial sobre Van Nistelrooy o de perder un balón infantil en el centro del campo que supuso el 2-2 ayer de Georgi Pandev, o Sergio Ramos. El ahora lateral derecho fue el que, a basde de empuje, generó el mayor caudal ofensivo ayer del Madrid, con un par de incursiones peligrosísimas en el área y algunos centros letales, pero a su vez ‘desapareció’ en el primer gol de la Lazio y cometió dos o tres errores de bulto que pudieron costarle el partido a los de Schuster. No me extraña que el técnico alemán esté de los nervios y se encare con la prensa, ya que el juego de su equipo es muy discontínuo y sabe que, de momento, sólo los buenos resultados actúan como paraguas a las críticas.
Sorprendente jornada de Champions
La jornada de ayer de la Champions fue un negocio absoluto para aquellos que gustan de arriesgar con sus apuestas, puesto que la mayoría de los grandes equipos sucumbieron de manera estrepitosa. El Liverpool cayó en casa ante el Marsella (0-1), que lidera el grupo A con 6 puntos. No entiendo el gusto que tiene Benítez por jugadores de perfil medio como Bennayoun o Kuyt, que son buenos para el entramado de un equipo, pero no para afrontar con garantías la conquista de una Liga. Ojo porque los ‘reds’ se han complicado la vida en un grupo peligroso, tampoco han empezado bien en la Premier y ya se empiezan a alzar voces críticas hacia Rafa. También andan revueltas las aguas en Milán, donde el toque de atención de Carlo Ancelotti a la plantilla no ha servido de nada y perdieron en el campo del rival más tosco y débil del grupo: el Celtic. Cuidado con el Shaktar, que protagonizó minutos brillantes en el primer partido y ayer logró su segunda victoria en el campo del Benfica. Puede ser uno de los candidatos a equipo revelación de una competición loca, en la que también cayó ayer el Werder Bremen en casa ante un Olympiakos en el que brilló Darko Kovacevic. El ex de la Real entró en el minuto 72 con 1-0 en el marcador y su equipo se impuso por 1-3.