En 1959 el economista Stefan Valavanis definió el objetivo de la econometría como el de expresar las teorías económicas bajo una forma matemática a fin de verificarlas por métodos estadísticos y medir el impacto de una variable sobre otra, así como predecir acontecimientos futuros. Es decir, es una manera de reducir hasta una fórmula las complejas teorías económicas. Trasladado al juego del Barça, no se me ocurre mejor reducción de todas sus variables y opciones hasta una simple fórmula que ésta: si Deco carbura, el equipo es letal. Es lo que podríamos llamar, la deconometría.
Nombres como Messi, Ronaldinho, Henry o Eto’o configuran un equipo de verdadero lujo, un Porsche futbolístico para cualquier entrenador que pueda conducirlo. Son los ornamentos más espectaculares de este vehículo, pero el motor, lo que le da la potencia, el que mide si el bólido corre o no, es Deco. No es casualidad que los peores momentos del Barça la temporada pasada coincidieran con un evidente bajón de forma del brasileño nacionalizado portugués y que esta temporada su recuperación vaya acompañada de la mejoría general del juego azulgrana. Es evidente que no se puede caer en visiones reduccionistas y simplistas y que el excelso momento de juego de Messi, la clarividencia de Iniesta, la solidez defensiva de los nuevos o la clase de Henry también han jugado un papel importante, pero en el fondo de todo sigue subyaciendo la mejoría de Deco.
Hace unos días definí a Yaya Touré como el eje del juego del FC Barcelona por su posición en el campo. Deco, tácticamente, juega un papel tanto o más importante, ya que es el encargado de unir la media con la delantera. Su función en el campo es la de una especie de goma, que estira a las dos líneas de atrás hacia las de delante. Para mi, no hubo peor augurio la temporada pasada que ver a Deco sin recorrido ni apenas pisar área, en los partidos ante equipos como el Chelsea o el Liverpool. Fue entonces cuando empecé a tomar consciencia de esta deconometría que regía el juego del Barça: con Deco fuera de forma, el enganche entre el centro del campo y la delantera era nulo (Xavi no arriesga y es poco vertical y el pivote defensivo del año pasado tenía poca salida del balón) y se acababan resintiendo los delanteros, que recibían pocos balones y en malas posiciones.
Una mezcla perfecta de técnica y sacrificio
Deco tiene una característica que lo convierte en un jugador casi único en el mundo: es un futbolista brasileño formado futbolísticamente en Europa y ha sabido ser lo suficientemente listo como para empaparse de lo mejor de ambas concepciones futbolísticas. El resultado es una mezcla casi perfecta de la técnica canarinha y el posicionamiento táctico y el sacrificio físico continental. Hay centrocampistas más técnicos que Deco y hay centrocampistas más defensivos, pero nadie equilibra tan bien como él ambas facetas.
Tengo que confesar que mi debilidad por Deco viene de lejos, desde que lo descubrí en sus primeros años en el Porto a través un maravilloso artículo del compañero Francesc Aguilar que tituló Art Deco. Entonces actuaba de mediapunta puro, por detrás de los dos delanteros, y ya se le veían unas cualidades técnicas espectaculares, pero lo que más me sorprendió es que en el 2004, en el año en que los Dragoes ganaron la Champions con José Mourinho en el banquillo, él fue el jugador que más balones recuperó de la competición. A su llegada al Barça, Deco confirmó su polivalencia ya desde los primeros partidos. Aunque Eto’o y Ronaldinho brillaban y se llevaban todos los aplausos, muy poca gente reparó en que buena parte de sus goles llegaban tras un robo de balón del portugués en el centro del campo que dejaba a los atacantes en el mano a mano ante una defensa totalmente descolocada. Lo que poca gente sabía también es que Deco estaba jugando en el Barça casi por casualidad.
Un fichaje relámpago e ‘in extremis’ de Rosell
Tras ganar la Champions el Porto vivió una diáspora que empezó por su entrenador, que se fue al Chelsea, y siguió con varios de los jugadores más relevantes del equipo. Deco, con 26 años, tenía claro que había llegado el momento de dar el salto a otro equipo. Los servicios técnicos del FC Barcelona seguían al luso desde hacía tiempo, pero no se decidían a dar el paso y Deco se cansó de esperar y llegó a un compromiso con el Bayern de Munich. Entremedio vino una Eurocopa de Portugal en la que el portugués llegó a la sombra de jugadores con más peso en la selección como Figo, que no veían con buenos ojos su titularidad, pero tras perder el primer partido Luis Felipe Scolari lo tuvo claro. Deco jugó, llevó al equipo hasta una final que perdió ante Grecia de manera dramática y fue elegido como mejor jugador de la competición. Justo entonces, de repente, el periódico A Bola rompió un pacto con otros medios, entre ellos Mundo Deportivo, para anunciar el fichaje de Deco por el Barça. Qué había pasado?
Hace un tiempo tuve la oportunidad de compartir una cena con Sandro Rosell y no pude evitar peguntarle por la contratación de Deco. El exdirectivo azulgrana tiene una amistad muy íntima con Luis Felipe Scolari, al que conocía de su etapa en Nike como contacto con una selección brasileña que entonces dirigía Felipao, y justo antes de la semifinal le pidió permiso para negociar con el centrocampista. Como quiera que la entrada de representantes de clubes en el hotel de concentración de Portugal estaba totalmente prohibida durante la competición, ambos idearon una rocambolesca estrategia. Rosell explicó que sabía que Beckenbauer tenía al jugador casi atado y no podía perder más tiempo, así que se coló en la concentración lusa escondida en el maletero de un coche y esa misma noche selló el contracto con Deco. No deja de ser una anécdota, cierto, pero que revela claramente el papel que ha tenido Sandro Rosell en la construcción de este equipo campeón.
Deco, pieza clave por su carácter
La historia de los últimos años la conocemos todos. Deco se ha convertido en una pieza clave en el campo y en el ‘amo’ del vestuario. Su fuerte carácter ganador, otra característica que lo convierte en único, hizo que su ascendente pasara rápidamente por encima del clan de los brasileños, el de los canteranos, de Eto’o, que iba por libre, y el del resto de jugadores que formaban un bloque aparte. Su influencia se disparó la temporada pasada hasta el punto de ser señalado como el gran responsable, junto a Ronaldinho y Motta, del cachondeo generalizado que reinaba en el vestuario local del Nou Camp.
No fueron pocos los que apuntaron que Anderson Luis de Souza sería el gran sacrificado y aún hoy, buscando referencias para este artículo, he encontrado infinidad de noticias en la red que hablaban sin tapujos de un truque con el Chelsea por Frank Lampard o del interés del Inter de Milán por hacerse con sus servicios. Sin embargo, Deco ha continuado en el Barça y su unfluencia en este inicio de Liga está siendo notable. Ante el Atlético marcó su primer gol de la temporada en una acción de delantero centro y cada vez son más frecuentes sus disparos desde la frontal. Según la deconometría, que Deco pise área es una muy buena señal para el juego del Barça. Que no pierda la ingente cantidad de balones que se dejó en el centro del campo la temporada pasada, es otra buena señal para esta ciencia y vital para la fluidez ofensiva azulgrana. Que añada su fuerza y carácter a la contundencia de Touré blinda al Barça en la zona de medios, que ahora está muy bien respaldada por detrás. Que Deco esté fino, en definitiva, permite según la deconometría albergar notables esperanzas de llegar lejos en una Champions League en la que las grandes batallas se libran en la zona ancha del campo y se deciden con los destellos de las figuras.