Pocas veces una única frase ha levantado tantos comentarios y provocado tantas ampollas. Tratando de analizar desde otras perspectiva el comentario de Bernd Schuster sobre Alfons Xavier Álvarez Izquierdo tras el partido ante el Sevilla he llegado a una conclusión: el técnico alemán ha conseguido lo que pretendía.
Es evidente que Schuster, más allá de los calentones que pilla tras los partidos, sabía el efecto que provocaría aludiendo a la procedencia del árbitro. O eso, o está completamente ido, que no es el caso. Repasando la pregunta de la rueda de prensa se aprecia que el germano está esperando la interpelación e incluso da las ‘gracias’ al periodista tras darle pie al ‘show’. Qué ha logrado con todo esto? Muy sencillo, durante dos días se ha estado hablando más de esta salida de tono que del baño de juego que le dio el Sevilla, de sus errores de planteamiento o de la irregularidad de su equipo. Hoy hay partido de Champions, así que pasamos dos días mas o menos tranquilos, ayer decimos que no hemos dicho nada del árbitro y mañana pasamos página informativa, porque tocará hablar del duelo del Olympiakos.
Hasta aquí, la estrategia muy bien, pero en el fútbol todo vale y la manera en que lo ha hecho me parece absolutamente cínica. Aludir a la procedencia del árbitro ya me parece absurdo, porque es el mismo que se equivocó ante el Almería y entonces no pasó nada. Pero, siendo catalán, el tema es peligroso porque puede herir muchas susceptibilidades. Con eso, además, pone en tela de juicio a la mayoría de árbitros por su simple procedencia. Encima, salir luego negando que haya dicho nada ofensivo sobre este colectivo y que todo son conjeturas de la prensa me parece hasta insultante, para nosotros los periodistas, pero también para los aficionados y cualquier persona con un mínimo de capacidad de raciocinio. Sus palabras hablan por si solas de su poca educación y son tan deleznables como si a él alguien le calificara de nazi por el simple hecho de ser alemán. No hay nada tan peligroso como este tipo de generalizaciones, porque dejan abierta la puerta para muchas interpretaciones y meten a todo el mundo en el mismo saco.
Viendo la trayectoria de Bernd Schuster como jugador, salpicada de polémicas, y como entrenador, con declaraciones tan poco desportivas como las que hizo cuando entrenaba al Getafe y recibió el golazo de Messi, la verdad es que tampoco me sorprenden determinadas frases de Schuster. Lo que sí que me causa estupor es que está tan agresivo y cínico en un momento en que las cosas marchan teóricamente bien, con el Real Madrid líder en la Liga y con el pase encarrilado en la Champions. En lo que llevamos de temporada ya le hemos visto demasiadas veces desafiar a los periodistas y ningunearles por no saber de fútbol ante sus críticas. Es otra postura que me revienta de cualquier entrenador: cuando halagamos sabemos mucho de fútbol, pero cuando ponemos el dedo en la llaga, entonces no tenemos ni idea, aunque nuestros análisis sean correctos. Todo esto me lleva a pensar que, o bien Schuster tiene un grave problema de personalidad o bien alberga serias dudas sobre un equipo que es tan irregular como para pasearse en Mestalla con un 1-5 y, tres días después, caer con todas las de la ley en Sevilla.