La afición azulgrana es experta a lo largo de su historia en pitar e incluso humillar a algunos de los mejores futbolistas de todos los tiempos: Johan Cruyff, Maradona, Koeman (os prometo que yo he llegado a escuchar que le llamaban vaca holandesa en la grada), Laudrup, Rivaldo… A esta larga lista se le ha sumado en los últimos meses Ronaldinho, quien parece tener la culpa de todos los males del FC Barcelona o, por lo menos, personificar la indolencia que tanto se le critica a su vestuario.
No hace falta recordar lo que ha hecho Ronnie por el Barça en los últimos años, porque todo el mundo lo debe tener presente, así como tampoco hay que escudarse siempre en eso para justificar futuros comportamientos. Pero, por lo menos, hay que tener memoria. Otra cosa es que el jugador no esté bien, ni física ni mentalmente. La parte física, queda patente en el hecho que no es tan explosivo ni veloz como antes y en que tampoco con Brasil está cuajando buenos partidos. Así que no es un hecho meramente de cabreo o de estar a disgusto en el Barça… que lo está.
Ronaldinho ha sufrido, ya desde hace años, una campaña sistemática de acoso y derribo. Recuerdo que cuando llegó al Barça muchos comentaristas con pocos recursos y menos conocimientos futbolísticos amplificaron el discurso de Johan Cruyff sobre que el brasileño ralentizaba mucho la circulación del balón. Recuerdo incluso que un destacado periodista de El Periódico llegó a pedir su suplencia antes de un partido de Champions ante el Milan en el Nou Camp. Algunos lo recordaréis, porque ese encuentro se decidió con uno de los goles más bellos que se han visto en el Nou Camp: elástica en el minuto 89 y disparo a la escuadra… de un tal Ronaldinho. Estas mismas voces callaron ante las exhibiciones del brasileño en las siguientes temporadas y reaparecieron con fuerza la campaña pasada, cuando el físico del brasileño empezó a acusar tantos días de ‘gimnasio’, de salidas nocturnas y de poco esfuerzo en los entrenos. Aún así, Ronaldinho se las apañó con sus 18 goles para sostener al equipo sin Eto’o y Messi (sería Henry capaz de hacer lo mismo?) en una temporada muy exigente en cuanto a partidos y calendario y en la que todo el equipo, en bloque y exceptuando tres o cuatro nombres, no dio la talla.
Ataques furibundos desde todos los frentes
Esta temporada, ni siquiera le han dejado tiempo a demostrar de lo que es capaz. No ha empezado bien y se le ha crucificado. Algunas veces con razón, porque su rendimiento deportivo está siendo pobre para lo que nos tiene acostumbrados, y otras, muchas tantas y casi siempre viniendo del mismo grupo mediático, de manera injusta y con argumentos muy arbitrarios. Ronaldinho, no es tonto y sabe que no está bien, pero también tiene motivos para estar hasta las narices de determinadas críticas malintencionadas, muchas de las cuales están teledirigidas desde sectores de la junta. La historia con Ronaldinho la resumió perfectamente Sandro Rosell: es mi amigo, pero creo que un brasileño no puede rendir al máximo en un equipo más de tres o cuatro años, así que yo lo traspasaría y ficharía al Ronaldinho del futuro. Esto no lo dijo este verano, sino hace ya dos años, momento en el cual el brasileño hubiera dado los máximos réditos económicos. Pero claro, entonces la junta no se atrevió a vender al buque insignia del campeón de Europa. Quizás el verano pasado hubiera sido el momento idóneo: el brasileño salía por la puerta grande, se le abría sitio a Giovanni y Bojan y se le daba el testigo a Messi como líder de este equipo (que por cierto ya ha tomado por su cuenta y riesgo). Pero tampoco, el brasileño había dado la cara en una temporada complicada y venderlo hubiera sido una medida algo impopular. Así que no nos atrevemos, nos lo quedamos y le damos leña, lo convertimos en el responsable de todos los males, creamos un clima insostenible a su alrededor, lo aburrimos, logramos que todo el mundo nos pida su cabeza… y lo vendemos.
Pues no, no es justo. Con Ronaldinho hay que ser valiente y afrontar su situación. Si ya no vale para el Barça porque ha cumplido un ciclo y ha dado todo lo que podía aquí, pues se le vende y se le saca por la puerta grande… o por lo menos por la puerta de delante. No hay problema. Y si se cree en él, hay que recuperarlo y no apuñalarlo por la espalda con determinadas declaraciones o buscando su imagen en el banquillo como cabeza de turco. Lo que no se puede hacer es humillarle públicamente porque, mal que le pese a algunos, estamos hablando de uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol y uno de los extranjeros que más le ha dado al FC Barcelona.