Un año y 27 días después, el FC Barcelona por fin logró remontar un partido en el que empezó perdiendo. Fue con mucho sufrimiento, en casa, y echando mano de toda su artillería, pero por lo menos puso fin a un registro sonrojante y no concedió una ventaja al Real Madrid que se hubiera antojado excesiva, máxime cuando dentro de seis días hay que rendir visita al siempre complicado Valencia.
Pocos escenarios se me antojan tan favorables para un equipo visitante, que viene a encerrarse al Camp Nou, como marcar un 0-1 a los 3 minutos de juego. El partido estaba peligroso, muy peligroso, con un Deportivo encerradísimo, perdiendo tiempo y encontrándose con buenas opciones para salir a la contra, que casi nunca aprovechó. Para mi ese fue el gran error de los de Lotina, que se conformaron con el 0-1 y no intentaron hacer más daño al Barça cuando jugaba sobre terreno resbaladizo. Tal como explicaba Sergi Solé en un reportaje en el Mundo Deportivo, los azulgrana han marcado en los últimos 50 partidos que han jugado como locales, así que intentar salir del Nou Camp con la portería a cero se me antoja utópico. Los coruñeses se lo jugaron todo a esta carta y perdieron, por bien que es cierto que hasta el 1-1 aguantaron sin grandes apuros en la portería de Munúa.
Poca precisión en el primer tiempo
El Barcelona lo pasó mal en la primera mitad porque fue poco preciso con el balón, que tardaba mucho en llegar de un lado al otro y los extremos recibían con uno hombre encima, otro ayudando e incluso un tercero, en el caso de Messi, cerrando cualquier salida del argentino. En el centro del campo había una tremenda aglomeración de gente, por lo que Iniesta y Xavi estaban muy tapados, y en los laterales sólo Silvinho se atrevía a subir. Curioso el caso de Zambrotta, que llegó con un gran cartel tras el Mundial del 2006 y o bien ha demostrado estar sobrevalorado o bien tiene la cabeza ya en regresar a su país. Sea como sea, ayer quedó claro la importancia de los laterales cuando un equipo te juega tan cerrado, puesto que son los únicos que pueden estirar al rival y sorprender en alguna incursión. Silvinho lo hizo en el penalti que supuso el 1-1 y Puyol, que sin ser un mago con el balón es más atrevido que Zambrotta, en el 2-1 que remachó Xavi a placer.
El Barcelona no estuvo brillante ayer, pero dejó lecturas positivas. Supo remontar un partido que se había complicado sobremanera y lo hizo con paciencia, sin volverse loco, y con mucha solidez defensiva, en otro alarde de Gaby Milito y un buen partido de Márquez. Recuperó, además, dos pesos pesados en este equipo, como son Eto’o y Deco. Al camerunés lo vi sin la chispa de otros partidos, pero sorprendentemente bien para un jugador que ha estado tres meses sin jugar. Además, presionó como siempre y a veces estiró a Ronnie y a Messi, tradicionalmente más apáticos en estas lides. Sobre Deco, poca cosa puedo decir aparte que es un fuera de serie. Ni adaptación ni narices. Salió por Zambrotta (esta vez sí que Rijkaard acertó con los cambios) y desequilibró por completo el duelo. Aunque algo falto de ritmo por la lesión, técnicamente es soberbio y su juego corto y rápido es capaz de desequilibrar cualquier línea defensiva.
La lectura que me queda del partido es que me muero de ganas de ver al fin el Barça que se había diseñado originalmente, con Puyol, Márquez, Milito y Abidal en defensa, Touré, Iniesta y Deco, en el centro del campo, y Ronaldinho, Eto’o y Messi, en punta.
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