El primer asalto a la final de la Copa del Rey resultó ser un choque entre dos maneras de entender el fútbol diametralmente opuestas: una, que apuesta por tener el balón, llevar el peso del partido y concentrarse en la creación, y otra que se centra en la destrucción, en la reducción de espacios en defensa y en darle el balón al rival para crear peligro saliendo a la contra. Vaya por delante que no lo digo en todo despectivo, puesto que si yo fuera el entrenador del Valencia probablemente hubiera hecho lo mismo. Otra cosa es que esta propuesta sea atractiva (que no lo es), y que a los ‘ché’ se les pueda pedir alguna cosa más con el balón en los pies. Aunque, viendo el resultado y lo que estuvo a punto de pasar, creo que a los visitantes les salió un partido prácticamente redondo, rozando el excelente en defensa y puntería, y el aprobado raspado en ataque.
El Barcelona se encontró con un Valencia que se está reestructurando tras unos meses caóticos y que no es el equipo letal de otras temporadas, pero tampoco el conjunto errático y vulnerable de un par de meses atrás. Ronald Koeman y José Mari Bakero conocen bien al Barça y saben que es fundamental achicar los espacios entre líneas, para que jugadores como Deco o Xavi no puedan recibir ahí, dejar pocos metros en la espalda de la defensa, para que Eto’o no puedo ocuparlos, y mover a todo el equipo como un bloque, para que los laterales no queden expuestos en el uno contra uno ante Henry y Messi. El francés, en partidos tan cerrados como este, que se juegan en tan poco espacio, no se encuentra cómodo y ayer no estuvo a la altura. No es un problema de ganas o acierto, es que ni está acostumbrado ni sabe jugar así. Ayer en muchos tramos del partido se desarrollaba tan en corto que me recordaba a los movimientos del fútbol sala. En esta tesitura Messi, escurridizo como una anguila con el balón en los pies, está más suelto y ayer fue el único delantero que pudo realmente desbordar, pero se topó con un acertado Hildebrand.
El Barça hizo un buen partido
Quien no haya visto el partido o mire sólo los goles, puede caer en el error de pensar que el Barça estuvo mal ayer. Los azulgrana jugaron con mucha paciencia y madurez, haciendo cambios de orientación precisos cuando convenía y creando ocasiones de gol, pero les faltó acierto. Yo creo, por ejemplo, que si hubiera entrado la triple ocasión clarísima del minuto 6, el partido hubiera cambiado muchísimo. La defensa del Valencia, sin embargo, taponó muy bien todos los rechaces y disparos de los azulgrana desde la media distancia y Timo Hildebrand demostró ser muy bueno en el mano a mano, aunque inseguro en los lanzamientos desde lejos. El Barcelona controló muy bien el partido, pero pagó tremendamente caro su único fallo atrás, que vino más por un desajuste tras los dos cambios de Rijkaard que por despiste. Bueno, por eso y porqué el Valencia se sacó de la chistera una contra de manual que acabó en la línea de gol Villa.
La eliminatoria, al 50%
En ese punto el partido estaba peligrosísimo, pero el Barcelona supo reponerse y salvar un empate en el descuento que puede ser clave en el partido de vuelta, en el que las opciones están a mi entender 50 a 50. Capítulo aparte merece Xavi, un jugador al que he criticado mucho en el pasado. No soy tan obtuso para no ver su innegable calidad futbolística, pero precisamente por eso, creo que había que exigirle más. Ahogado por su timidez personal y futbolística, Xavi era un jugador que aportaba circulación del balón, pero poco más: ningún pase decisivo, ningún cambio de ritmo de un partido, apenas marcaba goles (una temporada llegó a quedarse sin ver puerta!)… Su reciente suplencia y el desparpajo de Iniesta le han hecho ver que, si quiere jugar, debe dar algo más. Y lo está haciendo. Ha aparcado su timidez y está marcando goles decisivos, apareciendo más en el área y arriesgando más (ayer le pude ver hasta un túnel!), con lo que su rendimiento está subiendo muchos enteros. Ah, por cierto, otro que me gustó mucho ayer y al que no había tenido ocasión de ver jugar es Ever Banega. En los primeros 20 minutos mostró detalles de mucha calidad con el balón en los pies, aunque luego se vio perjudicado por las pocas opciones ofensivas de su equipo.