Apenas siete días después que el Barcelona pareciera transitar por la Liga cuesta abajo, la situación ha dado un vuelco radical y el Real Madrid vuelve a tener una ventaja considerable de cinco puntos. La tendencia natural en el barcelonismo es caer de nuevo en el pesimismo y pensar que la Liga está perdida, que el Valencia tiene más opciones en la Copa y que en la Champions, a la que se cruce un equipo con cara y ojos, los azulgrana están fuera de la competición, pero nada de todo esto es así. En cuanto a la Liga, es evidente que los blancos siguen teniendo la paella por el mango, más que nada porque deben recibir al Barça en casa y diponenen de un buen colchón de puntos, pero de momento lo único que ha quedado demostrado es que ninguno de los dos equipos es sólido a nivel de resultados y que puede pasar cualquier cosa hasta el final. El Real Madrid parecía hundido en la miseria tras la derrota en Getafe y el 1-0 del Recre, pero se rehizo y se llevó tres puntos vitales, mientras que el Barcelona parecía estar en fase de crecimiento y ofreció su peor versión en el Vicente Calderón. Cierto es también que los blancos tuvieron alguna ayuda arbitral, como también la habían tenido los azulgrana en partidos anteriores, por lo que no vale la pena cargar más las tintas en este aspecto: por mucho que les pese a los radicales de ambos bandos, al final de la Liga los errores y aciertos suelen quedar compensados.
Demasiados errores de planteamiento
Mucho se ha hablado desde el sábado de la alineación de Frank Rijkaard y, sobretodo, de la ausencia de Leo Messi en el once inicial, pero para mi fue mucho más clave jugar sin Touré Yaya en pivote defensivo y la selección en el centro del campo. Tal como juega el Barça, con un 4-3-3, su posición es clave, ya que es el eje de una especie de rueda que hace que todo lo demás gire correctamente. En un estado físico brutal, Touré abarca una gran sección de campo y es inexpugnable por arriba, lo cual libera mucho a los otros dos centrocampistas más ofensivos y permite más fluidez arriba, ya que apenas provoca pérdidas de balón. No es de extrañar que Xavi e Iniesta estén brillando más esta temporada que en anteriores, ya que no deben bajar tanto a defender. Su influencia en defensa es más que evidente, ya que actúa como una escoba y evita los unos contra unos claros con los defensas, el sábado netamente desbordados. El sábado, Maxi, Forlán y un espectacular Agüero, uno de los jugadores más prometedores del mundo, recibieron demasiados balones detrás de los centrocampistas y se hartaron de encarar a los defensas con espacios para hacer lo que quisieran. Así llegaron tres de los cuatros goles colchoneros.
Por otro lado, creo que Edmilson no está para jugar en el Barça, ya que no abarca tanto campo, pierde bastantes balones y tiene despistes defensivos graves, como el que le costó al Barça el 2-1 de Maxi. Si encima le acompañas de dos centrocampistas ‘blandos’ y dejas a Deco en el banquillo tienes a un equipo partido por el medio. A partir de ahí puedes señalar que los defensas estuvieran fallones y desbordados, que lo estuvieron, que Puyol vaya tan pasado de vueltas que cometa un penalti absurdo o que los delanteros apenas aparecieran. Sin embargo, antes que ponernos a criticar a Henry, Ronaldinho (que marcó un gol sublime de chilena per luego casi ni se le vio) o Eto’o hay que ver cuántos balones en condiciones les llegaron cerca del área. Hubiera cambiado mucho el partido con Leo Messi en el once inicial? Aunque con el argentino nunca se puede asegurar nada, ya que en cualquier momento se puede sacar de la chistera una jugada espectacular, tengo mis dudas. La mejor muestra es que el Barcelona se adelantó en el marcador y tenía el partido en la mano ante un rival tocado, pero nunca supo manejarlo como le convenía, y esto fue un problema básicamente de la línea de medios.
El Barça de antes?
Cada vez tengo más la sensación que el Barça se parece más al equipo de la temporada pasada. Es decir, un conjunto con mucha capacidad de pegada y talento, pero incapaz de controlar el ritmo de juego y con graves lagunas defensivas. Antes nos quejábamos que los de Frank Rijkaard tenían este control y una solidez defensiva incontestable, pero no definían arriba, mientras que ahora sucede todo lo contrario: hay gol, pero también se encajan más. Incluso en el partidazo ante el Celtic, Valdés recibió dos tantos…
Por último, yo soy de los que creo en las rotaciones en una temporada tan larga y cargada de partidos, pero haciéndolas con cabeza. Lo que no entiendo es que Rijkaard reserve a jugadores clave cuando el partido del martes ante el Celtic es previsiblemente mucho más fácil que el del Calderón, por mucho que sean unos octavos de final de la Champions League que hay que afrontar con las mínimas euforias posibles.
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