El Barcelona cumplió el trámite ante el Celtic con una victoria cómoda por 1-0 que da la razón a los que pensábamos que la eliminatoria estaba sentenciada de antemano y que éste era el partido para reservar a gente clave, y no el del Vicente Calderón. No entiendo las excesivas reservas de Frank Rijkaard ante este duelo, por muchos octavos de final de la Champions que sean, viendo el pobre rendimiento de un Celtic que es un equipo tosco con el balón en los pies y que sólo sabe crear peligro en incursiones por velocidad de McGeady y en balones al área de Nakamura. Nada más. Cuando Gordon Strachan comparaba la posibilidad de eliminar al Barça con escalar el Everest debió añadir «que en bañador y sin víveres» para reflejar realmente las opciones de su equipo.
El gol de un Xavi que se ha aficionado a ver puerta en los últimos partidos llegó en una jugada sublime de los azulgrana, que luego levantaron el pie del acelerador y se limitaron a no humillar a un rival que empezó a enseñar los dientes y los tacos de las botas. Más que el gol, mención especial para el centro de Silvinho. El lateral brasileño sembró el caos en la zaga escocesa con sus incursiones y su complicidad con Ronaldinho y evidenció que al Barcelona le hacen falta laterales ofensivos para poder romper una zaga rival demasiado cerrada. Si yo fuera Txiki Beguiristain, sin lugar a dudas me gastaría el dinero la temporada que viene en un jugador tipo Daniel Alves, antes que en otras posiciones que ya están bien cubiertas.
La eliminatoria, pues, quedó liquidada en el minuto 3, por lo que casi todo lo que pasó a partir de ese momento fue negativo. Primero, lógicamente, la enésima lesión muscular de Leo Messi. Pocas veces me ha sabido tan mal clavarla en algo como en el post de ayer, pero es que es evidente que este jugador va a tener muchos problemas de este tipo. No es una lesión grave, como mucho le apartará cuatro o cinco semanas de los terrens de juego, pero sus lágrimas son muy significativas, puesto que reflejan la impotencia, la desesperación, ante una situación que conoce y que amenaza con volverse recurrente. Aunque tengo buenos conocimientos de anatomía, yo no soy fisio y no conozco exactamente su preparación específica, pero está claro que con el argentino debe tenerse un celo especial, no sobrecargarlo en exceso, muchos estiramientos y darle descanso cada tres o cuatro partidos.
La segunda cosa negativa es el terrible conservadurismo de Frank Rijkaard, del que hubo una cosa que me molestó mucho: Yaya Touré, un jugador a todas luces imprescindible en este equipo, estaba apercibido de sanción si veía una amarilla más. Aún así, lo mantuvo en el terreno de juego… hasta el minuto 65! Hacía falta jugársela o en el descanso ya podría haberlo reservado?
Del resto del partido, poca cosa más. Ronaldinho volvió a dar detalles que está mejorando partido a partido; Deco demostró que es imprescindible en el centro del campo; Thuram, que como Edmílson anda muy justo para jugar en el Barça, y Eto’o, que cuando se obceca en marcar se convierte en un jugador con la misma inteligencia que un alevín o un infantil, siendo generoso. Qué lástima, con la cantidad de cualidades buenas que tiene, que no sean más listo jugando…
El Sevilla no mereció pasar
Como el partido del Camp Nou fue más bien aburrido y ayer un resfriado me obligó a quedarme en casa, me acabé cambiando al partido del Sevilla ante el Fenerbahce, en el que los andaluces tiraron una oportunidad histórica de estar en cuartos de final. En el duelo de ida ya me pareció que el portero Demirel estaba un tanto gordo y era fallón, pero los dos primeros goles que se tragó son de risa, indignos de un equipo de Champions. Con todo, aún más grave es que los de Manolo Jiménez no supieran matar el partido con el 2-0 y, posteriormente, con el 3-1, tras un soberbio gol de Kanouté. Los sevillanos fueron incapaces de hacer aquello que a veces le criticamos tanto al Barça (apoderarse de la pelota y escondérsela al rival) y acabaron llevando el partido a un correcalles en el que los turcos se encontraron muy cómodos. A parte de la pegada de Kezman y Deivid y la calidad de Álex, el Fenerbahce es un equipo que corre y corre, y por ahí le hizo daño al Sevilla. Bueno, por ahí y por la infantil manera de defender las jugadas a balón parado de los españoles, que sinceramente no merecieron pasar por la gran cantidad de errores que cometieron.
Aparecen los grandes
La alegría de la noche me la dio ‘mi’ Arsenal y ‘mi’ Cesc Fábregas, ganando en Milan con un soberbio gol del de Arenys que decidió la eliminatoria. Mas allá de mis simpatías con los ‘gunners’, es un justo castigo para un conjunto que se dedicó a especular en Londres y a buscar un 0-0 para ganar haciendo lo mínimo en casa. Con Milan fuera, el Inter a un paso de la eliminación (2-0 en Liverpool) y la Roma en una tesitura complicada, el fútbol italiano está a un paso de quedarse sin ningún representante en cuartos, algo que debería hacer reflexionar a los representantes del Calcio. El otro duelo, el de Manchester, lo resolvió otra estrella: Cristiano Ronaldo. Dos lecturas finales: que aparezcan los grandes como Cesc o Cristiano indica que esto ya va en serio y que a partir de ahora hay que ir con toda la artillería. Que el Manchester sufriera ante el Lyon refleja que los ingleses son buenos, pero no imbatibles.
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