Maratón de Barcelona 2012 (3h11'11'')

Qué hace tan especial una maratón? La distancia? El ambiente? El correr con gente con todo el mundo? El plantearte un reto y superarlo? La dureza del desafío? Poner a prueba tanto tu capacidad mental como física? Una mezcla de todo ello? La verdad es que no lo sé. Para cada persona, con sus objetivos personales, puede significar una cosa diferente, pero sí que es cierto que en una sociedad tan ‘controlada’ como la nuestra, cuesta encontrar aventuras de este calibre.

El 25 de marzo del 2012 me enfrenté a mi segunda Maratón, ambas en Barcelona. Atrás quedaban las emociones y los miedos de la primera, en la que ni tan siquiera sabía si podría llegar a la meta y había acabado haciendo 3h37′. Desde el día que terminó aquella edición (el 7 de marzo, lo recuerdo bien), me había propuesto volver y mejorar mi tiempo. Había sido un año de incontables entrenos los domingos a las 6 y las 7 mañana con Jesús Tenor y Sergi Montes (casi todos de montaña) y otros por mi cuenta. Sumando cada vez más quilómetros, alternándolos con las clases en el gimnasio y mejorando día a día a base de agujetas y tenacidad.

Normalmente antes de una carrera me planteo tres objetivos, de menos a más ambicioso. El primero en este caso era acabar, porque creo que no se le puede perder el respeto a una prueba tan dura como la Maratón. El segundo era rebajar mi tiempo del año pasado, algo que estaba plenamente convencido que haría, y el tercero era una marca objetivo, que yo había situado alrededor de 3h15′.

La verdad es que soy una persona tranquila, que suele templar mucho los nervios, y el hecho de tener la certeza de haber mejorado respecto al año pasado y de ya haber corrido una Maratón me infundía mucha calma. Estoy de acuerdo con Jesús que lo más complicado de esta prueba es el entreno y, pasara lo que pasara, eso ya lo tenía hecho. Lo único que me preocupaba era padecer problemas físicos y las luces de alarma se me encendieron cuando a dos semanas vista de la prueba me salieron unas molestias muy extrañas (yo creo que inflamación) en la zona posterior y lateral de la rodilla derecha. Para rebajarlas, me tomé antiinflamatorios, pero eso me provocó algunos desórdenes gástricos. El punto crítico llegó el viernes por la mañana, cuando me levanté con el estómago totalmente revueto, salí a correr suave y me molestaba la rodilla, me hice un masaje y me encontraron dos contracturas brutales en los gemelos y por la tarde, haciendo clases en Vilafranca, aumentó mi dolor de rodilla. En algunos momentos llegué a pensar en no salir, pero decidí no ser negativo y esperar a ver cómo evolucionaba todo el sábado, que tenía jornada de descanso.

Finalmente llegó el día de la Maratón y, pese a que dormí mucho más que el año anterior, me desperté ya con el gusanillo en el estómago. Nos encontramos con Jesús, que iría más rápido que nosotros para tratar de bajar de 3 horas, y con Sergi, que me acompañaría pese a que está mucho más fuerte que yo. Su presencia era un seguro de vida para mi y un alivio, puesto que no tenía que preocuparme por el ritmo, pero en parte me daba miedo no poderle seguir. Sergi es uno de mis mejores amigos, nos conocemos desde pequeños, habíamos jugado juntos a hoquei, hemos pasado por muchas cosas juntos y creo que gran parte de las cosas que he conseguido corriendo se las debo a él. Cuando le di las gracias después de acompañarme en mi primera maratón a un ritmo que para él debió ser de tortuga ninja, de limitó a decirme ‘has corrido tú’, pero aún así, para mi suponía una tranquilidad enorme tenerle ahí.

Nos encaminamos rápido hacia nuestro cajón, el rojo, para los corredores de 3h a 3’30h y nos pusimos delante, junto a gente de Dinamarca, Polonia, Italia, Francia… De la salida recuerdo la canción de Gossos ‘corren’ (ni fu ni fa) y como se me puso la piel de gallina cuando sonó el ‘Barcelona’ de Freddy Mercury y dieron el pistoletazo de arranque a la vez que tiraban papeles de colores. Nos dimos un rápido apretón de manos con Jesús, le deseamos suerte y enfilamos la salida, que este año era diferente a la anterior. Tras unos primeros 5 kilómetros de calentamiento (23’17»), pillamos el ritmo previsto alrededor de 4’30» el quilómetro y pasamos el 10 en 45′. Por aquél entonces yo, que sudo mucho, iba ya completamente empapado y Sergi también se lamentó de que iba a hacer mucho calor. Aún así, la rodilla no me molestaba e iba muy cómodo a un ritmo que en ocasiones se acercaba incluso a 4’20», así que me relajé y nos pasamos un buen rato hablando de cosas como el Barça, Mourinho, Juego de Tronos…

Solo he hecho dos maratones y tampoco soy nadie para dar consejos, pero creo que un corredor tiene que ir cómodo hasta el kilómetro 25 si quiere tener opciones al final. Nosotros pasamos la media maratón en 1h34’22», 15 minutos menos que el año pasado y tres menos de lo que habíamos previsto en los entrenos (1h37»). Eso me dio mucha confianza, pero tampoco quería relajarme, porque sabía que lo duro empezaba entonces. Habíamos pasado por el tramo ‘bonito’ de la prueba, con el Camp Nou, la Diagonal, el Passeig de Gràcia, Sagrada Família y nos dirigíamos hacia la Meridiana y la zona marítima. En el 25 tomé mi segundo gel (el primero en el 15, ambos Powergel) y seguía hidratándome muy bien (solo con agua) para paliar lo mucho que sudaba. En ese punto me encontré con José Maria Rubí, un antiguo compañero de facultad y maratoniano veterano, lo cual me hizo mucha ilusión. Compartimos alguns palabras, pese a que las fuerzas empezaban a ir justas.

Hacia el 27-28 seguíamos a ritmo, pero yo empecé a notar pinchazos en el isquiotibial izquierdo y, luego, en el quadríceps. La verdad es que me preocupé, porque si me pillaba rampa a 14 km del final estaba fuera y le pedí a Sergi de bajar algo el ritmo, aunque de cardio iba perfecto. Hacia el 32 las molestias remitieron, pero entrábamos en la parte dura de la prueba. Ahora ya para mantenerme a 4’30» debía forzar el paso y cada kilómetro empezaba a hacerse eterno. Habíamos pasado el 30 en 2h13′, así que incluso haciendo los 12 restantes a 5′, bajaría de mi objetivo de 3h15′. Cuando corro, trato de aferrarme a cosas positivas, como ésta o el hecho que sólo quedaba un 10.000 al pasar por el 32, pero la dureza y la calor iban en aumento.

En el kilómetro 35 tomé mi último gel, el Cop de Fuet de Overstims, que teóricamente es estimulante. Tras pasar por todo el litoral, entrábamos en la última parte del recorrido, que es muy bonita (Arc del triomf, plaça Sant Jaume, ramblas, Catedral…), pero se me hizo terriblemente dura. Para mi, la verdadera maratón, lo tremendamente duro y retador, va del 36 al 42. Parece una nimiedad a esas alturas, pero cada kilómetro es un desafío, casi un drama. En este tramo recuerdo los ánimos constantes de Sergi, que se iba parando a esperarme, y que ya no pude bajar ningún kilómetro de 4’30». En el 38, delante del Corte Inglés, me pasó Josef Ajram como una flecha, algo que me dolió moralmente, pero que más tarde me hizo reflexionar que si uno de mis referentes cuando empecé a correr hace dos años me adelantaba tan tarde, quería decir que algo había hecho bien durante este tiempo.

Llegamos al kilómetro 40 en 3h y con opciones reales de bajar de 3h10’… si no me hubiera ‘hundido’ tanto. Sólo me quedaba completar el Paral·lel, pero hacía una ligera subida y se me hizo eterno. Es curioso, pero si no hubiera estado Sergi no habría apretado tanto y me hubiera dejado ir aún más. Completé los 2,095 km. en 11 minutos (por encima de 5′) y cabreado por esta situación. Sólo cuando doblé la última curva y entré en la meta me permití sonreir y dejar ir un poco la satisfacción por lo logrado, aunque la verdad es que mis primeras sensaciones fueron de mucho dolor en las piernas, cansancio y cabreo por haber aflojado tanto. Ya en meta nos encontramos con Jesús, que había tenido problemas de rampas en los gemelos en los últimos km. y había entrado apenas 30» antes que nosotros. Aún así, batió su marca personal y puede sentirse más que orgulloso.

Yo, por mi parte, estoy contento con la progresión de este año y por haber bajado de mis mejores previsiones. Creo que 3h11′ ya es una marca ‘digna’ de Maratón, especialmente cando sólo has hecho dos, y que bajar de aquí requerirá muchísimo sacrificio, pero bueno, tiempo al tiempo. Ahora ya, a pensar en la Ultratrail Barcelona del 28 de abril, en la que por primera vez en mi vida pasaré de 100 km. en un sólo día. A ver cómo va…

Viernes, día duro de entrenos

Los viernes por la mañana los tengo completamente libres y ya hace unos meses que los aprovecho para hacer unas tiradas cada vez más largas. Ayer, sin embargo, tuve que hacer una sustitución en Aqua, un Indoor Walking, una clase de unos 50 minutos con elípticas. Luego, decidí igualmente salir a correr y hacer un entreno largo, de unos 25-26 kilómetros. La idea era acercarme hasta el Pic de l’Áliga y volver. Ya desde la salida vi que no roaría como otros días, ya que en el plano acostumbro a ir a unos 4’30» cómodo y esta vez me costaba mantenerme en 4’45». Además, no sé si fue por el efecto del Indoor, porque ya estaba activado, o porque hacía mucho calor, pero estaba sudando mucho.

Normalmente salgo con un cinturón Salomon con dos botellitas de agua de 200 ml, pero esta vez resultaron totalmente insuficientes. Hasta el km. 10 fui bien, la subida al GR, pero de ahí al Pic ya me costó mucho. La vuelta hacia el Aqua, de unos 13 km. me hizo muy dura, pese a ir en bajada, y llegué bastante deshidratado. Al final, fueron 25,5 km en 2h10′, un tiempo que no está mal, pero tampoco para tirar cohetes. Aquí está el tack:

http://connect.garmin.com/activity/154334046

Lo peor es que aún me quedaban dos clases en Vilafranca por la tarde. El Pump lo llevé bien, pero el spinning fue un dolor de piernas constante, incluso a resistencias bajas. Es curioso, pero una de las cosas que se gana cuando haces carreras largas es la resistencia al dolor. No sé si llamarlo resistencia o relativización. No es que no duela, el dolor está ahí, pero aprendes a convivir con él, a aguantarlo y a saber que es eso, solamente dolor.

Hoy sábado toca descanso, que mañana salimos con Sergi y Jesús y se está gestando una de 30 km. 🙂 Buen finde

 

Mitja Marató de Barcelona 2012 (en 1h25'44'')

Domingo, 26 de febrero. El despertador ha sonado a las 6,15 y a las 6,45 ya he recogido a Jesús, que va acompañado de Mercè, para llegar con tiempo a Barcelona y encontrar pàrking. Nuestro tercer compañero de entreno, Sergi, no ha podido venir ya que durante la semana ha recaído de un resfriado. Ya hace meses que cada domingo quedamos para hacer entre 24-30 km casi siempre por montaña. Por mis clases en el gimnasio, no tengo mucho más tiempo para entrenar, así que no he preparado específicamente la Mitja, haciendo series o con los días de descanso pautados. Aún así, noto que he mejorado y eso me da confianza. Los objetivos, esta vez, son bajar de 1h30′ y, en segundo lugar, intentar superar los 1h27’44» de Vilanova, que supuso mi mejor marca personal.

 

 

Ya hace tiempo que he dejado de obsesionarme con el tiempo en carrera y corro por sensaciones. Al fin y al cabo, si estás bien físicamente, el tiempo irá a mejor, y el resultado final puede estar condicionado por muchos factores, como el lugar de salida, la altimetría de la prueba. La de Barcelona es muy plana, pero la salida es multitudinaria, despistarte al principio y hacer un primer kilómetro a 5′ puede marcarte para el resto de la carrera. Como estoy en el segundo cajón (1h25′ a 1h40′), salgo bastante fuerte para dejar atrás aglomeraciones, por debajo incluso de 4′. El único punto que me preocupa es la subida al Paral·lel, que recuerdo del km. 40 de la Maratón. Sorprendentemente, lo que recordaba como una cuesta no es más que una leve inclinación que no me hace bajar el ritmo. Paso los 5 km. en 20’29» y en este punto veo que puedo correr bien rozando los 4′ por km. En Gran Via incluso me disparo y hago algunos km. por debajo, marcando 19,58» entre el 5 y el 10 y pasando por el 10.000 muy cerca de mi mejor marca.

Todos estos imputs me van animando, pero por momentos sufro algo de vértigo pensando que quizás voy demasiado rápido. Temo hundirme y que todo lo que he ganado lo pierda en el tramo final y entre el km. 12-13 sufro algo más de la cuenta. acercándome más a los 4’10». El punto que más temo en una mitja es el 14. Ya llevas una hora corriendo y aún te quedan 7 km por delante. Me concentro, pues, en llegar al 15 sin seguir perdiendo tiempo (mi estrategia es mantenerme cerca de 4′) y veo que a, partir de ese punto y apretando un poco los dientes, puedo volver a los 4′. La buena noticia es que a estas alturas no me duele tanto las piernas como en Vilanova e incluso puedo apretar un poco más. Calculo mentalmente y veo que puedo bajar de 1h27′, así que hago un último esfuerzo.

Al final marco 1h25’46», mejor marca personal y dos minutos menos que en Vilanova, lo que me deja muy satisfecho. Lo mejor, sin embargo, es que pese a acabar al límite, no lo hago bloqueado de piernas, como en la última Mitja, sinó que tengo la sensación que podría seguir corriendo un rato más. Buena señal de cara a la Maratón, para la que falta un mes. Numéricamente, quedo el 634 de unos 13.000 participantes, lo que supone estar el 5%, más o menos, y una media de 4’04». Mención especial para Jesús, que se marca un 1h21’44» y acaba el 300. Les entrenos están funcionando :)