El año pasado enfoqué toda la temporada bajo un prisma: entrenar como un loco. La mayoría de los que hacemos ultratrails tenemos que combinar nuestros entrenos con el trabajo y las obligaciones familiares y, por lo tanto, disponemos de un tiempo limitado. Yo lo dediqué casi todo a entrenar y apenas nada a recuperar. No es que no supiera la importancia de las recuperaciones y de cuidarse, sino que sencillamente apenas tenía tiempo y prefería invertirlo en mejorar y prepararme.
Deportivamente, la temporada fue muy bien, pero físicamente acabé pagando un precio bastante alto. Encadenar el Ultratrail del Mont Blanc y la Cavalls del Vent en apenas tres semanas (un total de 270 kilómetros y 16.000 metros de desnivel positivo) me dejó bastante tocado y con algunas molestias. Ya en octubre aflojé obligatoriamente el ritmo, pero como tenía la Ultratrail Collserola en noviembre no paré del todo y en la prueba barcelonesa acabé bastante al límite y completamente agotado. En las semanas siguientes sencillamente no iba, notaba que los entrenos no solo no me mejoraban, sino que cada vez estaba más lento, cansado, con molestias… Fue un periodo de reflexión, de analizar lo que había hecho bien y mal a lo largo de la temporada y en el que me quedó muy claro que debía invertir más tiempo y esfuerzos en los cuidados musculares y la recuperación después de entrenos intensos.
Justo en aquella época me contactó un compañero periodista y corredor de montaña, Jordi Eroles, y me comentó que un amigo suyo trabajaba para una línea nueva de productos recuperadores y de ayuda al deportista y si me interesaba probarlos. Le dije que sí, pero que no me quería comprometer a nada, puesto que no me gusta recomendar en las que no creo al 100 por 100, y así fue como conocí Weapontowin. Y aluciné. Después de cada entreno me tomé 5-10 minutos para aplicarme dos de sus mejores productos: por un lado el Srec, una crema de calor basada en el aminoácido Taurina que es muy efectiva en la disminución del ácido láctico y mejora la recuperación, reduce la fatiga y ayuda a la descarga. Y por otro, la crema de la que me he enamorado, la Rgen. Se trata de un regenerador muscular desfatigante basado en el aminoácido glutamina y que, con un efecto más basado en el frío, produce una agradable sensación de relajación. Además, Weapontowin tiene otros productos que he usado menos, pero que me han ido muy bien en invierno, como el preS, un termoactivador muscular que activa los vasos capilares antes de la competición o el entreno, y el Care, una crema antifricción ideal para ciclistas o para esfuerzos de larga duración en los que puede haber rozaduras.
Como mi experiencia había sido realmente buena, me puse en contacto con los responsables de la marca y me encontré con gente joven, deportistas y que entrenan a altas horas de la madrugada como yo para compaginarlo con la familia. Me pareció gente muy como yo, que tienen un muy buen producto que sencillamente aún no es muy conocido, pero que tiene un recorrido y potencial brutal, así que el entendimiento fue rápido y este año correré de manera oficial con Weapontowin.
Además del cuidado con estas cremas, otras medidas de recuperación que he adoptado de manera más o menos fija es alargar mi tiempo de estiramientos, usar después de los entrenos unas medias compresivas Salomon para descargar los gemelos (no me gustan para competir o entrenar, pero las encuentro un gran recuperador) y hacerme un masaje de descarga una vez al mes, como mínimo. Creo que todos estos cuidados, cuando estás entrenando entre 80 y 110 kilómetros a la semana y combinándolo con hasta 10 clases de spinning, son poco menos que imprescindibles. La gente cree que uno de los grandes peligros del ultrafondo son las kilométricas carreras que pueden durar más de un día, pero para mi lo más complicado es entrenar de manera efectiva para eso sin lesionarse. Y una de las grandes lecciones que aprendí el año pasado es que todo lo que podamos hacer en el apartado de la recuperación es casi tan importante como la parte del entreno y la preparación.