Final de temporada: experiencias y amigos que me acompañarán toda la vida

Ya está, se acabó. Mi temporada 2013 de ultras ha llegado a su fin. Después de un primer año un tanto experimental, ésta era la primera en la que me dedicaba en serio a este deporte y afrontaba algunas de las mejores carreras del panorama internacional que no había hecho nunca. El objetivo era acabarlas con un tiempo y posiciones dignas y creo que en todas lo he conseguido. No me siento nada del otro mundo, hay mucha gente amateur como yo que es mucho mejor, pero personalmente sí que he cumplido algunos sueños, como acabar el Ultratrail del Mont Blanc. Además, he vivido sensaciones y momentos (buenos, increíbles y también malos) que sé que me acompañarán toda mi vida. Por otro lado, gracias a las redes sociales y a este blog he podido conocer a mucha gente apasionada por este deporte, algunos de los cuales con los que incluso he hecho amistad. Y eso, creo, es lo más importante. Junto a las experiencias, es lo que me va a quedar, más allá de marcas, posiciones o camisetas de finisher.

dorsals

La temporada arrancó en marzo con varias carreras de 50, como la Marxa dels Castells, muy popular, y la Half Trail Muntanyes Costa Daurada. Allí tuve una buena posición (9º) y un buen tiempo (6h20′ para 46 km y 2.850 de desnivel positivo). Una semana después de hacer la Marxa dels Castells (55 km.) corrí la Maratón de Barcelona en la que iba a salir tranquilo, me acabé animando y sufrí como un animal para bajar mi marca en un espectacular… minuto! Jajaja (de 3h11′ a 3h10′). Hablando en serio, he decidido que, por lo menos de momento, no voy a volver a hacer maratones de asfalto (llevo tres), porque no me motivan. No digo que no sean duras y que no puedan ser ilusionantes para otras personas, pero a mi no me dicen nada. Al final se trata de correr como un loco para bajar 3-4 minutos y tampoco entreno bien para eso.

friki2

A finales de abril empezaba la chicha: la Ultratrail Barcelona de 114 km. Ya la había hecho un año y esta vez la iba a correr con Jesús, con quien entreno. El objetivo era acabar ambos y bajar un poco mi tiempo del año pasado (casi 14 horas). La carrera fue infernal por algunos problemas de organización, los tapones al principio, la lluvia y el frío inesperados en esas fechas en el Garraf, pero al final nos salió muy bien: misma posición que el año pasado (14), media hora menos, Jesús acabó conmigo y encima fue segundo veterano de Catalunya (yo octavo de la absoluta). Lo mejor fueron las sensaciones, el acabar más de 100 kilómetros corriendo fuerte y bien de piernas. Eso me animó a ir a la Transvulcania.

165474_10151373314051254_916393190_n

Llevaba un año apuntado a la carrera de la Isla de La Palma. Había visto paisajes y vídeos y me parecía espectacular. No tenía muy claro si estaría recuperado tras la UTBCN y me tocaba ir solo, pero al final me lié la manta a la cabeza y creo que ha sido la mejor carrera de mi vida. Allí conocí a Kilian Jornet y Núria Picas y les propuse hacer la entrevista que más tarde acabaría publicando en Mundo Deportivo y GQ Italia. También conocí a Anthon Krupicka o Timothy Allen Olson y la carrera me fue genial: me había planteado hacer unas 12 horas y llegué en 10h17′ y entre los 100 primeros, en una carrera con 50 profesionales! En la meta casi no me lo creía. Además, la gente de la isla y la Transvulcania son espectaculares,  una prueba que creo que hay que hacer por lo menos una vez en la vida.

paso-por-el-roque-de-los-muchachos-159

La primera parte de la temporada se cerraba con la Volta a la Cerdanya. La carrera me apetecía porque entré en el Projecte Summit de Emma Roca que estudiaba los efectos de los ultratrails en corredores de distinto nivel. Ahí conocí a mucha gente, muy buena, aunque la prueba fue (otra vez) pasada por agua. Cuando acabó de llover la cortaron por el peligro de tormenta y nos quedamos sin subir a La Molina, la parte más interesante a priori del recorrido. Al final fueron 6h31′ para 57 kilómetros y una 19ª posición en la general que no está nada mal, teniendo en cuenta el nivel que había. Pese a que fue un poco engorroso ir directo al hospital sin tiempo de comer, beber, ni ducharme, para hacer las pruebas, la organización y la gente del Summit estuvieron a una grandísima altura.

foto còpia

La segunda parte de la temporada giraba alrededor de un macizo y de una carrera mítica, pese a que apenas lleva 10 ediciones y las tres últimas habían estado marcadas por el mal tiempo y problemas organizativos:  el Ultratrail del Mont Blanc. De hecho, casi todo lo que he hecho en montaña había estado enfocado de reojo a pillar experiencia para lo que era uno de los grandes retos de mi vida. En su momento hice una crónica muy extensa y sincera de lo que llegué a sufrir, vivir y sentir durante esos 170 kilómetros y más de 33 horas, pero creo que refleja un 10 por 100 de lo que pasó. Solo puedo decir que lo logré, que fui uno de los 1.600 afortunados de los 2.500 que lo intentaron que cruzó esa meta de Chamonix de noche y con una gran sonrisa en los labios.

arribada meva

El Ultratrail del Mont Blanc me pasó factura. Si bien a nivel muscular no acabé muy roto, el hecho de trabajar también dando clases de spinning en un gimnasio y que el lunes siguiente al domingo de la carrera ya estuviera dale que te pego no ayuda. No es excusa, me encanta mi faena, pero está claro que cuando haces cosas incorrectas y no descansas, lo acabas pagando. Lo peor fueron los pies, que me hicieron sufrir muchísimo durante la carrera y luego se me quedaron inflamados dolorosamente casi una semana. Estuve prácticamente parado porque apenas tres semanas después hacía la Cavalls del Vent. Esa era otra idea que a priori no podía ser buena, pero iba con Sergi y Jesús, con los que entreno siempre, llevaba años intentando apuntarme y me parece un recorrido espectacular. Creo que es una ultra preciosa, que hay que hacer una vez en la vida aunque sea por etapas, ya que su paisaje y variedad son excepcionales. El hecho de ampliarla este año a 100 kilómetros aumentaba su dificultad y personalmente no me fue nada bien. Arrastré dolor de pies desde el kilómetro 25, llegué al 58 muy tocado y, tras rehacerme un poco, el tramo final fue un calvario. Pese a todo, disfruté con una carrera preciosa y bien organizada, que acabé con un tiempo digno de 16h21′ y la posición 119 de más de 1.000. Lo mejor, sin embargo, es que este año me han hecho Salomon Field Tester, una comunidad de blogueros y corredores que prueban material de la que ya era mi marca preferida, y allí en Cavalls pude conocer a gente como Mauri, Eva o Edu. Son jóvenes y espectaculares como personas, apasionados del deporte y del trail, y que trasladan esa ilusión a lo que hacen. Eso y el orgullo de formar parte, aunque sea indirectamente, de Salomon es lo que me llevo de Bagà.

IMG_3667

La última carrera del calendario no la teníamos prevista, pero la vimos, nos cuadraba por fechas y era un escenario en el que nunca hemos corrido. La Ultratrail Collserola celebraba su primera edición, tenía un precio razonable, estaba al lado de casa y Sergi, Jesús y yo decidimos cerrar la temporada ahí. Las sensaciones fueron raras: me fui encontrando bien y mal, alternativamente; me perdí un buen trozo, cosa que no me suele pasar, pasé frío, llegué casi deshidratado a un avituallamiento, salimos un tanto rápidos… pero al final regulé un poco y acabé con buenas sensaciones. El tiempo era más o menos lo que me esperaba, 8h39′, y la posición, la 48, un indicativo que hay que ser humilde, tener claro que hay mucha gente buena y una motivación más para seguir entrenando y mejorar.

La verdad es que miro atrás y me parece increíble lo que he vivido en tan poco tiempo. Lo apasionante que es este deporte, tan aparentemente sencillo y en el que el sufrimiento y la alegría desbordada están separados por una línea muy fina. Un año en el que solo en carreras he hecho 650 kilómetros y unos 34.200 metros de desnivel positivo. No sé qué me deparará el 2014, pero espero que sea por lo menos tan positivo y lleno de experiencias como este 2013.

15998446

Ultratrail Collserola: la última ‘batalla’ del año

La Ultratrail Collserola no estaba en mi calendario inicial del año. Cuando la vi, pensé que era una buena oportunidad para alargar la temporada hasta casi diciembre y tener una motivación dos meses después de la Cavalls del Vent. Era, también, una oportunidad para conocer una zona cercana, pero por la que nunca he corrido, con una distancia (la de 74 kilómetros), que tampoco era una locura y me permitía estar por la noche en casa, si no pasa nada raro. El hecho que los organizadores sean corredores, sumado a un precio muy razonable y que no hay mucha gente (entre 400 y 500 participantes) me hizo animar a probarla antes de que probablemente se masifique en ediciones venideras.

perfil_UTC_2013_v4-petit

Decir que me he entrenado para la UT Collserola sería mentir. Decir que no lo he hecho, también. Después de encadenar el Mont Blanc y la Cavalls en apenas tres semanas me vi obligado a bajar el ritmo por razones de sobrecarga y dolores en los pies, que afortunadamente han ido remitiendo. Las últimas semanas las he hecho fuertes, pese a estar casi fuera de temporada, porque me encontraba motivado y me apetecía, pero el precio a pagar fue que la última antes de la carrera aparecieron molestias en el tendón de aquiles derecho. Nada grave, pero sí doloroso y algo preocupante a una semana vista de la carrera. Así que en eso he estado esta semana, con cremas de calor y antiinflamatorios, con el riesgo gastrointestinal que eso supone. Por si fuera poco, el jueves empecé a notar síntomas de resfriado, pero la verdad es que lo llevo todo de manera positiva y con filosofía. ¿Cómo puede ser que la semana antes de una ultra salgan siempre cosas? ¿Es mental o ley de Murphy? Tampoco vale la pena agobiarse mucho. El sábado estaré en la línea de salida tratando de sobreponerme a todo y de disfrutar de la experiencia.

material

La UT Collserola no me ilusiona especialmente, pero tengo ganas de correrla. Después de un año con experiencias tan intensas com Transvulcania, Cavalls del Vent o el Ultratrail del Mont Blanc, la de Barcelona puede parecer una prueba menor, pero nunca se le debe perder el respeto a una carrera de 74 kilómetros. Supongo que habrá mucha gente que se inicie en esta distancia y esto es muy bonito y le da un toque muy popular y épico, pero también hay algunos de los mejores corredores de Catalunya como Pau Bartoló, Jaume Folguera o Toti Bes. Creo que ahí estará el triunfo de la carrera larga, salvo alguna sorpresa de última hora o abandonos. En lo que respecta a mi, no me planteo mucho: sencillamente disfrutar de la experiencia y comprobar cómo he llegado al final de temporada. Si puedo quedar entre los 50 primeros sería genial, pero tampoco será a costa de volverme loco o arriesgar en exceso. Lo importante al final es disfrutar y cerrar una temporada que, en el aspecto personal, ha sido maravillosa, me ha ayudado a crecer y me ha reportado vivencias y momentos que recordaré siempre.

Salomon Sense mantra: una grata sorpresa

A principios de mayo recibí una grata sorpresa: estaba seleccionado en el equipo de Salomon Field Testers. Eso significaba que podría probar algunos de los productos de mi marca preferida, pero no los que yo eligiera, sino los que ellos me mandaran. Pocas semanas después recibía un paquete con unas bambas dentro. Tengo que confesar que esperaba unas S-Lab Sense Mantra o algo por el estilo, pero lo que vi me dejó claramente desconcertado.

sense mantra

Ante mi tenía las Salomon Sense Mantra, un nuevo concepto de la marca francesa que se enmarca dentro de su filosofía ‘door to trail’. Es decir, unas zapatillas que no sean exclusivas de la alta montaña, sino que se comporten bien durante todo el entrenamiento, incluyendo las partes de asfalto. A la vez, tienen un diseño muy minimalista, para lo que estamos acostumbrados, y una ligereza notable. Por todo ello, y porque yo soy muy especial con el calzado, debo confesar que estaba algo reticente, pero no tenía más remedio que probarlas (y a fondo), así que dejé de lado todos mis prejuicios y traté de aproximarme a ellas con la máxima neutralidad posible. Como todo buen periodista 🙂

Diseño espectacular

En primer lugar debo confesar que me encanta su diseño. Especialmente del modelo azul, negro y blanco. Es una bamba muy elegante, nada llamativa y que incluso te puedes poner para ir al gimnasio o combinar con unos tejanos. Pero no estamos aquí para eso, no? Más sensaciones: son ligeras, muy ligeras. Apenas 270 gramos los modelos más pequeños. Y luego, no tiene una suela muy alta, apenas 16 milímetros en la parte alta y 10 en la más baja. Eso me gustaba visualmente, ya que no me atraen los ‘armatostes’, pero me provocaba ciertas reservas en cuanto a la amortiguación que podía tener sobre el terreno.

Gran comodidad

Vale, ya las hemos visto y son bonitas, pero ¿qué tal sientan? Pues la verdad es que son comodísimas. Este es, para mi, su punto más fuerte y bueno. La más grata sorpresa de este modelo es el sistema Endofit, una especia de ‘escarpín’ interior que te abraza el pie sin oprimirlo y evita sensaciones desagradables en otras zapatillas, como es el desplazamiento lateral. Ello, unido al clásico sistema Quicklace de las Salomon (los cordones que no se atan, sino que se estiran), permiten una perfecta sujeción al pie, de las mejores que he sentido en ningunas bambas de trail.

Unas todoterreno

Una vez revisadas y calzadas llegaba el momento de ponerlas a prueba o, dicho de otra manera: darles caña. Personalmente, lo que más me preocupa de unas zapatillas cuando entreno es que tengan buen amortiguación y un agarre óptimo al terreno. No soy muy alto ni pesado, pero tampoco muy liviano como mis otros compañeros, así que amortiguar mis 72 quilos de peso durante entrenos de más de 3 horas por un terreno pedregoso no es fácil y no lo soportan todas la zapatillas. Debo decir que las Salomon Sense Mantra han pasado el test, para mi sorpresa, con notable alto. No son, evidentemente, unas bambas muy duras y rígidas que te protejan en entornos muy pedregosos, pero en contrapartida hacen realidad la intención del sistema Propriotection, que pretende combinar propiocepción y protección. En otras palabras, sientes mucho el terreno por el que estás corriendo, pero no de una manera lesiva o desagradable. Al contrario. Además, y eso es importante para los que no tenemos la suerte de vivir en alta montaña y debemos hacer asfalto antes de llegar a la montaña, su comportamiento en este medio es excelente.

Un buen agarre

Cuando vi la suela de las Sense Mantra no pude menos que arrugar la nariz. Dudaba mucho que aquello se agarrara bien en terrenos como los que yo entreno y era algo que quería testar muy bien. De hecho, he tardado un poco en hacer este análisis porque quería ver el comportamiento de las bambas en un día lluvioso y el suelo resbaladizo. La verdad es que me he llevado una sorpresa. El sistema Non marking contagrip promete agarre óptimo en variedad de superficies y lo cumple. En seco no he tenido ningún resbalón o torcedura y en mojado no falló ni más ni menos que otras zapatillas de prestaciones o precio incluso superiores.

22884

Durabilidad

Vale, tenemos unas bambas, cómodas, bonitas, versátiles y ligeras, pero ¿qué tal andan de protección y duración? En cuanto a la protección, es buena. En la parte superior tiene una malla abierta transpirable que deja respirar muy buen el pie y evacua el agua cuando entra. Lógicamente, al ser unas zapatillas minimalistas y ligeras no van muy protegidas de la parte superior, pero tras más de 400 quilómetros por terrenos muy ariscos (secos y con mucha piedra) no he recibido golpes sustanciales ni se ha roto de la parte superior. En cuanto a la durabilidad, quizás es su punto lógicamente más débil, por diseño y características. Debo reconocer que después de estos tres meses y 400 quilómetros, el aspecto de la suela sigue siendo muy bueno, sin grandes desgastes, pero ya no siento las mismas sensaciones que tenía al principio, especialmente en la protección de la suela del pie. He hecho entrenos de 36 quilómetros sin problemas y el gran Iker Karrera ha corrido con ellas carreras más largas, pero ahora empiezo a notar molestias en la planta del pie en entrenos más largos, así que las he relegado a salidas más cortas, de 15-16 quilómetros máximo.

Conclusiones

Para mi, las Salomon Sense Mantra han sido una grata sorpresa. Son unas zapatillas bonitas y con un concepto más minimalista, pero que cubren perfectamente las necesidades de cualquier trailrunner bregado. Al ser cómodas y ligeras, me parecen ideales para principiantes, personas que no sean muy pesadas o que entrenan por terrenos no excesivamente técnicos o de alta montaña, en los que yo iría con algo más de suela y protección. Cumple con lo que promete, especialmente con el concepto ‘door to trail’ (aptas para varios terrenos) y con la Propriotection (sentirte conectado con el terreno, pero a la vez protegido). El tema de la durabilidad es el que es, pero es muy superior a otros modelos de su ‘familia’, como la S-Lab Sense Mantra. Por contra, tienen un precio mucho más asequible (entre 120 y 130 euros), por lo que a mi entender se convierten en una alternativa buenísima para todo tipo de entrenos y carreras de trail por senderos, para luego combinarlas con otras más ‘potentes’ para ultratrails y carreras más largas.

Entreno: La volta a Montserrat

Tengo que reconocer que empecé a correr con las carreras como meta y que los entrenos eran una obligación más bien tediosa hasta llegar a ese premio o objetivo. Con el tiempo, le he ido dando la vuelta a esta situación, hasta el punto de disfrutar tanto o más entrenando que compitiendo. Pocas cosas producen tanto placer como correr sin prisas de ningún tipo (aunque sin pausa) ni ir al límite por un entorno además que no tienes muy trillado y es espectacular. Esto es justo lo que hicimos con Sergi Montes hace unos días: nuestra particular Volta a Montserrat.

Captura de pantalla 2013-06-03 a les 17.48.41

Básicamente, un viernes que teníamos fiesta nos levantamos a las 5 de la mañana, quedamos a las 5,45 y a las 6,30 nos plantamos en Monistrol. Desde allí subimos por el camino que yo ya había hecho tres veces de noche en la Matagalls-Montserrat hasta el santuario. Continuamos subiendo hacia la izquierda, dirección Collbató y luego nos acercamos hasta el Bruc por un tramo de pista bastante largo. De nuevo volvimos a girar por la base de la montaña para dar una vuelta por una zona de senderos espectacular, tremendamente bonita, hasta iniciar una larga bajada cruzando la carretera, pero siempre por pista o sendero, hasta Monistrol.

Según el track de mi Garmin Fenix, fueron 33,5 kilómetros en poco más de 4 horas, pero la verdad es que se me pasaron volando. Nunca había corrido por Montserrat, salvo el corto tramo final de la Matagalls, y me pareció una paraíso para entrenar. Y eso que no buscamos tramos excesivamente técnicos o con mucho desnivel, sino una combinación de kilómetros + altura (al final salieron unos 1.600 positivos). La parte final de vuelta a Monistrol, por un estrecho sendero bordeando la montaña, me pareció espectacular y, además, pillamos un día excepcionalmente limpio y claro y pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas que llegaban hasta el Cadí.

foto

Yo ese día tenía que hacer luego dos clases de spinning en el gimnasio como monitor, pero disfruté tanto corriendo, que apenas me cansé. Poca gente entiende lo que para ellos son sacrificios, pero las sensaciones de ver amanecer en Montserrat, correr con tu amigo por esos paisajes y no estar pendiente del reloj no tienen precio y son difíciles de explicar para quien no las ha vivido. Yo, por mi parte, disfruto tanto con esto como con la mejor de las carreras. Y al fin y al cabo, de eso se trata, no?