La fortaleza mental

Muchas de las personas con las que hablo sobre mis carreras o sobre las ultras me hacen la misma pregunta: ¿en qué piensas cuándo corres?

¿En qué pienso cuándo corro durante más de 10 horas? Buena pregunta! En todo y nada, estoy tentado de responder. Pero claro, eso no es una respuesta válida.

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Para responderla necesito recapitular un poco. En primer lugar, está claro que una ultratrail de más de 80 quilómetros es un reto tan mental como físico. Yo creo que van al 50%. Puedes estar como un toro, pero si te falla la cabeza vas a acabar palmando, y al revés, ser muy fuerte mentalmente, pero si no te aguanta el cuerpo, acabarás sufriendo. Aunque en este segundo supósito tienes más opciones de supervivencia que en el primero.

Personalmente creo que la mente lo es todo. Y también creo que la mayoría de las personas no somos conscientes de hasta dónde podemos llegar. Y ya no hablo de atletas de élite o superentrenados, sinó me refiero simplemente a una persona que hace una clase de spinning, por ejemplo. Uno de los ejercicios que más me gusta practicar en mis clases consiste en cuando estamos llegando a la parte final de la clase llevar a los alumnos al límite. Cuando lo han alcanzado, o eso creen ellos, cuando ya no pueden más, en los últimos 3-4 minutos les hago subir un punto más la resistencia y trato de motivarlos lo máximo posible para que sufran, para que vayan más allá. Están sufriendo, lo sé, pero el grado de satisfacción de esa persona cuando acaba la clase, la sensación de haberlo dado todo o comprobado que podía dar un paso más, eso no tiene precio y se suele reflejar en sus caras.

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Volvamos a las ultras. En mi caso, cuando empecé con esto me hice un planteamiento que si queréis es muy estúpido y básico, pero que a mi me funciona. Está claro que gente como Kilian Jornet, a parte de ser superatletas, tienen una fortaleza mental brutal para seguir en momentos complicados. Yo me plantee que quizás nunca podré tener el mismo físico, genética, ni velocidad que Kilian, pero qué me impide tener su misma fortaleza mental?

Está claro que solo es un punto de partida y que no basta sólo con decir ‘quiero ser fuerte mentalmente’, pero todo pequeño o gran viaje empieza con un pequeño paso y un punto de partida. De hecho, esto es un proceso de autodescubrimiento y autoconfianza que no se acaba nunca y que consta de muchos pequeños pasos.

Uno de estos pasos es, evidentemente, el entreno. Si has entrenado bien tienes muchas más opciones de salir airoso de determinados retos. Otro, el hacer las cosas con lógica. Si en mi vida apenas he corrido una carrera de 10 quilómetros y una de 21 y salto directamente a una de 114, seguramente estaré como un flan y los nervios me comerán por dentro. Ahora bien, si voy dando pasos paulatinos y hago antes una de 85, cuando afronte la de 114 lo haré con respeto, pero con la confianza de estar preparado.

Otro punto muy importante es conocerse a uno mismo. La experiencia. Si algo debo agradecerle a los ultratrails es que me ha permitido conocerme como pocos otros procesos pueden hacerlo en la vida. Cuando estás haciendo una carrera de más de 10 horas, solo en la montaña, sin nadie que te ayude, el nivel de introspección es brutal. Te pones a ti mismo ante el espejo de manera cruel y afloran todas tus debilidades, que debes combatir con tus virtudes. Cuando hice el Ultra Mític el año pasado en Andorra (112 quilómetros en 28h30′) una de mis mayores curiosidades y motivaciones era saber cómo me comportaría, cómo reaccionaría ante los momentos malos, si me hundiría, si me dormiría la segunda noche… No tenía la más remota idea y hacerlo, acabarlo, me hizo descubrir o me confirmó muchas cosas sobre mi mismo.

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En una carrera tan larga hay, evidentemente, muchos momentos en los que divagas, piensas en tus cosas o dejas volar tu cabeza imaginando qué hace tu hijo en ese momento o si se sentirá orgulloso de mi cuando crezca, por ejemplo, pero también hay una serie de ‘ejercicios mentales’ que suelo hacer durante la carrera:

  • Concentración. No desconectarte nunca por completo de la carrera, mirar las marcas del recorrido, intentar no cometer errores…
  • Parcelación. Dividir la carrera en trozos. Normalmente partirla por tres y, dentro de estos tramos, concentrarte solo en los próximos cinco quilómetros, el próximo avituallamiento… Pequeños objetivos.
  • Autoconfianza. Siempre comento que una ultra es como una montaña rusa: en el quilómetro 40 puedes estar hundido físicamente y en el 110 corriendo eufórico como un loco. Afrontar los momentos malos con confianza, no agobiarse.
  • Pensamiento positivo. Para mi esto es vital, el punto más importante de todo. Se rige por la máxima de ‘si algo puede salir bien, va a salir bien’. Ante un problema, pensar en que se va a solucionar y no va a empeorar. No sirve de nada agobiarse a priori. La última experiencia la tuve en la Transvulcania, cuando me torcí el tobillo fuertemente en el quilómetro 20 (de 83) y tuve que hacer grandes esfuerzos mentales para mantenerme positivo y no agobiarme.
  • Imágenes positivas. En los momentos malos o muy duros, un buen ejercicio a hacer consiste en pensar en imágenes agradables o positivas: la llegada a la meta, tu hijo o familia abrazándote, la alegría de tus amigos o, incluso, el pedazo de entrecot o hamburguesa del McDonalds que te vas a comer a la llegada 🙂
  • Paso a paso. La gente suele agobiarse mucho ante una gran subida, larga y dura, pero una lección que aprendí en Andorra y otras carreras de alta montaña es que, incluso el coloso más grande, se puede superar paso a paso. Hay momentos en los que te parece que vas a paso de tortuga o que estás hundido, pero es importante no pararse. Cada paso, por pequeño que sea, nos acerca a la meta. Y miles de estos pequeños pasos nos pueden permitir completar las gestas más impensables.
  • Certeza absoluta. Soy una persona que duda de muchas cosas, sobretodo de mi mismo, y creo que es una postura inteligente o, como mínimo, ante la que no puedo hacer nada. Sin embargo, cuando entro en una carrera tengo clara una cosa: no me voy a retirar. Pase lo que pase. He corrido con todos los pies llagados, con un esguince de tobillo, con fiebre y gastroenteritis, he tenido momentos de debilidad absoluta después de 18 horas y aún con 10 por delante… Pero la retirada nunca ha sido una opción. Ese resquicio mental nunca lo he abierto. Sé que algún día llegará, pero tendrá que ser algo muy grave para que pase.
  • Disfruta. Hay momentos duros, de sufrimiento, de frío, de incomodidad, de preguntarse qué narices haces ahí y porqué te sometes a esa tortura… Pero nunca debes olvidar una cosa: hacemos esto porque nos gusta y en el fondo somos unos privilegiados por poder hacer algo que la mayoría de los mortales no pueden. Por eso y por la gente que conoces, los paisajes, las sensaciones, por todo… Hay que disfrutar en la medida de lo posible de las carreras, porque esos momentos son únicos, irrepetibles y formarán parte de tu vida, más allá de un tiempo, una marca o una posición.

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3 pensamientos en “La fortaleza mental

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