El FC Barcelona y el barcelonismo nos reencontramos ayer, muy a nuestro pesar, con sensaciones que hacía meses que no teníamos. Justo cuando empezábamos de disfrutar de la inusitada solidez defensiva azulgrana, el partido de Stuttgart supuso un constante ‘ay, ay, ay, ui, o ufff’ que nos recordaron algunos de los peores momentos de la temporada pasada. Tal como todo el mundo pronosticaba, Ronaldinho fue titular, pero lo que pocos adivinaron es que Fran Rijkaard apostaría por ‘los tres pequeños’ en el centro del campo. Yo me inclino a pensar que lo hizo para no forzar a Carles Puyol, que tuvo que entrar igualmente a los siete minutos por la lesión de Rafa Márquez, que deja al equipo cojo en su eje.
Sea como sea, la disposición de Deco, Iniesta y Xavi en el centro del campo conllevó el sacrificio táctico de uno de los jugadores más brillantes de la plantilla en los últimos partidos (Iniesta), no se tradujo en una mayor posesión de balón (al contrario) y sí en una exponencial fragilidad defensiva. El Stuttgart se mostró como un equipo típicamente alemán, con mucho empuje y potencia, pero escasa calidad técnica y nula imaginación con el balón para sorprender. Por ahí se salvó el Barça en un partido en el que los centrocampistas alemanes se acercaron al área con demasiada impunidad. Bueno, por ahí y porque Víctor Valdés dejó en evidencia a quienes dicen que no es portero para el Barça, marcándose incluso una espectacular doble parada ante el ‘tanque’ Mario Gómez.
Un Barça al ‘estilo Real Madrid’
Todo este panorama nos deja un Barça que en los primeros 60 minutos jugó a lo ‘Madrid’: alternando peligrosas dentelladas en ataque con errores importantes en defensa, amparándose en un muy buen portero y sin encontrar continuidad en su juego, que a veces cayó en el tiki-nada. Curiosamente, cuando más crecido estaba el Stuttgart, el partido se rompió con el gol de Puyol. Para Armin Veh, técnico de los germanos, tuvo que ser desesperante que un rival con el caudal ofensivo del FC Barcelona le marcara en un córner, recurso que no aprovecha nunca, y tras un rechace que cazó el central de la Pobla. También lo tuvo que ser para los jugadores rojos, que se descompusieron y pudieron recibir una goleada tras el 0-1. El Barcelona sacó entonces el tarro de las esencias y evidenció lo que va a ser una constante esta temporada: habrá un partido determinado con el 0-0 y otro muy diferente a partir que los de Frank Rijkaard marquen el 1-0, el rival deba abrirse y los de arriba se encuentren con espacios.
El partido de Stuttgart deja algunas lecturas negativas, especialmente la de unas lesiones en el eje de la defensa y en el pivote defensivo que acallan de un plumazo el debate. Ahora sí que van a jugar los tres pequeños, porque no queda otra opción. Resulta extremadamente preocupante tanta lesión muscular (hasta seis jugadores) en apenas un mes y medio de competición. Sin entrar en banalizaciones o acusaciones gratuitas, está claro que este tipo de contratiempos vienen a veces por pura mala suerte, pero también por un mal calentamiento o por una mala preparación física y por descompensaciones entre grupos musculares antagónicos.
Hay, también, lecturas positivas. Por ejemplo, el equipo sacó adelante un mal partido, en el que anteriormente habría empatado o perdido, con una gran capacidad de sobreponerse a todos los contratiempos imaginables. Hubo también una enorme dosis de sacrificio en los momentos malos y jugadores de talento como Deco, Messi o Henry se vaciaron defendiendo. Mención especial para el galo que sigue mejorando y que está haciendo mejorar a Messi. Puede que Henry no sea tan ‘matador’ como Eto’o, pero con él en punta la delantera gana en creatividad y recursos. Además, el exjugador del Arsenal es menos egoista que el camerunés cuando pisa área, algo que da más opciones de gol a sus compañeros de ataque.
Un grupo sorprendente
Resulta casi divertido que el Barça se vaya a jugar la primera posición del grupo con el Glasgow Rangers. Ojo con los escoceses porque en su campo van a ser un rival muy difícil de batir, salen muy bien a la contra y pueden jugar contra el Barça tranquilamente, sabiendo que un 0-0 les vale para pasar. El Lyon, que perdió por 0-3, demostró que es un equipo tremendamente irregular y frágil moralmente. Mucho deberá mejorar si quiere estar en la segunda fase de la Champions. Ahí estará seguramente el Sevilla, que ayer recuperó su caudal ofensivo con un Frédéric Kanouté simplemente genial, pero con demasiadas lagunas defensivas. Los dos goles del Slavia demuestran que Juande no ha dado aún con la pareja de centrales idónea y que sus contínuos cambios en esa parcela desestabilizan al equipo. El Arsenal también ganó en Bucarest y ya suma 10 victorias en los 11 partidos oficiales que ha disputado esta temporada, mientras que el Manchester United decantó su intenso duelo con la Roma con un golazo de Wayne Rooney (desmarque vertical y disparo cruzado imparable a la base del palo). El Inter, por su parte, se repuso del varapalo ante el Fenerbahce con los tantos de Zlatan Ibrahimovic, el jugador más en forma de Europa después de Cesc y Messi.