Conscientes de la importancia en competiciones europeas del resultado fuera de casa, los dos grandes favoritos de su parte del cuadro, FC Barcelona y Manchester United, dejaron encarrilado su pase hacia unas semifinales que se presentan muy apetitosas. En un fútbol tan físico, táctico y especulativo como el actual, en el que no hay espacio para las milagrosas remontadas de antaño, se antoja casi imposible que la Roma pueda marcarle dos goles a los ‘red devils’ en Old Trafford o que el Schalke pueda con el Barça en el Nou Camp.
Los azulgrana realizaron un partido muy parecido al del campo del Betis, pero con varios matices: Milito es mucho más defensa que Thuram y el Schalke 04 tiene, aunque parezca mentira, menos calidad del Betis y no supo qué hacer con el balón cuando lo tuvo. Y ahí, en la posesión del cuero, residió la clave del partido y del irregular rendimiento de los de Frank Rijkaard en algunos partidos. Ayer volvimos a ver de inicio un equipo majestuoso con el balón en los pies, al que le falta pegada e instinto asesino y más llegadas por las bandas, pero que vuelve locos a sus rivales con el temple de Xavi, las asistencias de Iniesta (que sigue brillando dentro de la mediocridad del equipo) y la movilidad desquiciante de Bojan. Últimamente he escuchado alguna voces críticas con el canterano, pero creo sinceramente que quienes le critican son personas que saben muy poquito de fútbol. El de Linyola no es un jugador tan fino como Henry, ni tan potente como Eto’o, ni tan espectacular como Messi, pero es pillo y, sobretodo, muy listo. Sabe cómo moverse con el balón, como arrastrar defensas, cuándo debe encarar o cuándo debe jugar fácil a un toque. Y todo esto, aunque parezca fácil, no lo es. Si le sumamos que tiene 17 años, que no se arruga y que lleva el gol en la sangre (cinco en los últimos cinco partidos) tenemos a un futbolista con un margen de crecimiento espectacular.
Suyo fue el primer y decisivo zarpazo tras un pase magistral de Iniesta, un remate deficiente de Henry y un error de Neuer, que no hizo gala de su fama de gran guardameta. A partir de ahí, fútbol control del Barcelona con un Schalke muy reculado, que apenas encontraba espacios por las bandas y no podía bombear balones hacia el gigante Kuranyi. Sin ser un partido espectacular, parecía tranquilo y tremendamente controlado por parte del Barça, pero entonces volvió a cambiar radicalmente. La ecuación fue más o menos así: Slomka se dio cuenta que, con su equipo tan atrás, el Barça seguiría haciendo un monumental rondo y lo mandó arriba, a presionar la línea defensiva rival. El balón ya no salía bien desde ‘la cocina’, Xavi e Iniesta apenas entraban en contacto con él y las posesiones del Barça duraban segundos, lo cual le obligaba a defender constantemente. Y ahí viene el quid de la cuestión.
Fragilidad sin el balón en los pies
El Barcelona es quizás el mejor equipo de Europa en cuanto a movimiento del balón en el centro del campo (otra cosa es su efectividad), pero creo que es de los peores de la élite continental sin el balón. Ayer me estuve fijando especialmente en sus mecanismos para recuperar la pelota cuando la tiene el contrario y el tema es preocupante: la línea de medios a menudo acaba chocando contra sus defensas, los delanteros no ayudan apenas, cuando un jugador va a buscar a un contrario el que debe ayudarle por detrás y cerrar espacios llega tarde… Tampoco debe extrañarnos mucho, si tenemos en cuenta el nivel de preaparción física del equipo y que el Barcelona juega con seis jugadores de medio campo para arriba como Bojan, Iniesta y Xavi, frágiles físicamente; Henry, poco acostumbrado a presionar; Eto’o, que aprieta, pero no deja de ser delantero y Yaya Touré, el único de perfil realmente defensivo y aún, porque en el Mónaco jugaba más arriba. Es esta fragilidad la que explica los problemas del Barça en la segunda mitad, en la que bastó un jugador pequeño y habilidoso como Sánchez entre líneas para crear auténticos problemas atrás. Los azulgrana se vieron sometidos a un asedio constante y no aprovecharon los espacios que dejó atrás su rival para asustarle con algún contraataque peligroso. Cuando hace que no véis al Barça marcar un gol a la contra?
Por suerte, la puntería del Schalke estuvo negada ayer y el Barcelona puso pie y medio en semifinales. Pese a los problemas del Barça, que existen, hay que destacar que el resultado es muy bueno y que el equipo supo sufrir en un tramo final del partido en el que lo pasó realmente mal. Por concepto futbolístico, diseño táctico y plantilla, el Barça es temible con el balón en los pies y muy vulnerable cuando no lo tiene. Esto es lo que hay y ya no lo vamos a cambiar ahora. La pregunta es: basta con esto para ganar la Champions? Viendo lo completos y equilibrados que son el Chelsea y el Manchester United en casi todos los aspectos del juego, no. Pero en esta competición, por suerte o por desgracia, no siempre gana el mejor.